Testimonio ficticio de ritual mágico en clave de humor.

Querida Paqui:

Saludos desde el corazón.

Llegué a esta página por casualidad desde la web del ayuntamiento y la sigo porque me gusta mucho lo que dice.
Lo que más me ha gustado y por eso te contesto, ha sido tu ritual para

limpiar la casa de malas energías. Verás:

Me tiré toda la noche de san Juan solica en mi casa vigilando el cubo de

agua para que nadie se lo llevara. En mi bloque la gente es muy envidiosa y

en la terraza no daba la luna y lo tuve que subir al terrao. Mi Yónatan

estaba en Cabogata quemando palés y sofás con sus amigotes y mi marido

volviendo de Bruselas de dejar un traile de berenjenas.

Luz de luna no había porque no estábamos ni a medio cuarto creciente, y

relente menos. Levante es lo que hacía. Pero el agua la cogí yo misma en la

playa del Cable Inglés (esa de la foto, sí) y eso supongo que va a hacer

que el hechizo funcione.

Así que esta mañana tempranico, aprovechando que el niño aún no había

vuelto del Cabogata, he fregado toda la casa con el agua de la mar y de la

luna. Dos veces, por si las moscas, y sin escurrir mucho la fregona para

que la magia impregnara bien requetebién la casa, digo el piso, digo la

vivienda, bueno ya me entiendes; y después me he echado a dormir yo, que ya

tocaba después de más de veinticuatro horas despierta.

A eso de las dos de la tarde me ha despertado el Yónatan echando abajo el

telefonillo, que no sabía donde había perdido las llaves, pero que suponía

que en La Fabriquilla, y que si quedaba tortilla en el frigo.

Se ha bebido una litrona y se ha comido la media tortilla con pan y

mermelada y se ha puesto a echar la siesta. Ahí sigue.

Hace un rato ha vuelto mi marido y me ha arrancado de los brazos de Morfeo

(siempre he querido escribir esto) y en vez de tocarme debajo del nudo del

mandil, como siempre que está fuera más de tres días, se ha puesto hecho un

basilio y ha partido de rabia el palo de la fregona y casi se lo come. No

el del cubo y el mocho, sino el que tenemos en la terraza con la bandera

ahora por el mundial.

Cuando se ha calmado y le he podido preguntar, me ha dicho que qué le

pasaba a la tarima flotante, que estaba hecha una basura (él no ha dicho

basura) y que daba pena con el pastón que nos había costado. Yo le he dicho

que no sabía, que había estado durmiendo por tiempos, pero que a lo mejor

era cosa del agua del mar con que había fregado dos veces toda la casa, o

sea el piso, o sea la vivienda.

Ahí es cuando se ha colgado de la lámpara y no había forma de hacerlo

bajar. Incluso ha llamado desde ahí con el móvil al que nos montó la tarima

flotante, que es cuñado de su jefe y se portó muy bien con nosotros aunque

bebía más cerveza que el fondo sur de Anfield Road y nos dejó la paletilla

de Serón en el puro hueso.

Parece que le ha preguntado que qué arreglo tenía la cosa, que si había

algún producto para que la tarima flotante se quedara como antes y, de ser

así, que dónde lo podía uno encontrar y cómo se llamaba.

Parece que le ha contestado que sí, que se puede quedar como antes, que sí,

que hay un producto, que se puede encontrar en un sitio que se llama

Fábrica Nacional de Moneda y Timbre - Real Casa de la Moneda, pero también

en el cajamar de la esquina. El cuñado del jefe de mi marido siempre ha

tenido mucha gracia. Hay que verlo los jueves larderos lo simpático que se

pone.

Mi marido ha dicho ¿Otra vez la morterá esa de billetes? Y parece que le

han contestado que no, que la cosa va a ser más cara porque hay que quitar

la tarima vieja y que si a eso se refería el nombre de "despojo" que tiene

el ritual del agua salada.

Total que he decidido dormir esta noche en la bañera, no sea que me

perjudique el mal humor que le ha dado el Inglaterra-Italia. Pero, eso sí,

dormir contenta porque no hay mayor felicidad que saber que tu casa está

cargada a tope de energía positiva.

Un beso y gracias, Paqui. Espero ansiosa tu "ritual para atraer el dinero",

porque ni las tarimas flotantes crecen el las chumberas de La Chanca, ni

los pañales de los hijos de sus instaladores los regalan.

Tere