Parada en el banco del tiempo.
Fui al primer aniversario del banco en la asociación La Guajira. Atravesé la puerta donde me recibió la amabilidad de Chelo entregando tarjetas. Unas mesas desnudas acogían los platos de comida que los socios compartiríamos. Marieta, alegre y cordial repartía las viandas en un espacio donde el tiempo, como un suspiro, parecía detenido. Ascendí al piso superior donde se hallaba una preciosa terraza frente a la Alcazaba, siempre tan bella con su acuarela de piedras, flores y chumberas.
Las sillas alineadas como pupitres colegiales, nos acogían tímidas, calladas, esperándonos. Sobre nuestras cabezas pasaban revoloteando las golondrinas contemplando los vestidos moriscos, las chilabas. De fondo una voz rosada presenta el espectáculo. Un par de rostros cargados de tules azules y esmeraldas ascienden por las escaleras. En la segunda fila, un hombre de turbante blanco y gafas negras inclina su torso pensativo. Comienza la función con un actor de fina barba y turbante verde que parece un juglar árabe. Junto a las almenas, se recortan rosas, geranios, margaritas. Los actores tomaban el té y pienso que debe oler a hierbabuena dentro de los vasos coloreados.Dos mujeres ataviadas de tul, bailan danzas árabes descalzas al ritmo de los idiomas de la Alcazaba. A mi lado babuchas doradas, marrones, rojas, color tierra, plateadas caminan hacia el escenario. Unos poemas de antiguas poetisas musulmanas inundan el aire. Se escuchan aplausos, mientras observo la llegada de la simpática bailarina. Vestida de oro y rojo, mueve las caderas en su danza del vientre. Arriba en el cielo un par de nubes caminan lentas. Se habló de Almería, de las hijas del Ándalus, de mujeres rebeldes entre versos de antaño. Después, una joven africana movió cintas de colores en su flexible cuerpo sobre el plató, tras ella se preparaba el artista del fuego, un malabarista de barba azabache que sorprendió a todos con sus tres palos de fuego danzando al viento.Terminó la velada compartiendo comida, charla, risas. Fue un lindo encuentro.Cuando me fui, la noche descorría su velo sobre las viejas muralla, sobre el vídeo montaje de las gentes del banco del tiempo.
Precioso texto, yo también estuve alli y comparto cada una de tus palabras.
ResponderEliminarQue bonito, espero que vuelva a escribir, un saludo.
ResponderEliminar